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“Si me entrego me van a linchar”



                                          El pueblo               de los



                                 Aquí las noticias y secretos no salían de casa. Todo se quedaba aquí. Entre los viejitos taciturnos que se paran en las tardes
                                 en las esquinas a perder el tiempo. O los muchachos con gorras pa’trás que le pisan el acelerador a sus camionetas con pla-
                                 cas de Texas, alborotando el polvo rojizo de sus calles áridas. Pero una tarde todo cambió: Comales dejó atrás sus secretos.


                                        POR DARÍO DÁVILA/ENVIADO                                             Su figura se perdió detrás del atrio que conducía a su recá-


                                        C
                                                omales, Tamps.– Tocaron a la puerta. La silueta de un     mara, donde siempre lo recibía un Cristo con las piernas des-
                                                hombre gordo apareció.                                    carapeladas. Pero esa tarde tenía una invitada más: María, la
                                                  –¡Buenas, don Agustín!                                  niña de diez años a la que hace meses encerraba en su recáma-
                                           –¡Ah!, señor cura ¿Pa’ qué soy bueno?                          ra varias horas antes de untarle agua bendita y bañarla.
                                           –Oiga, pues vamos a tener oración en la casa parroquial,                                     >>>
                                        espero que deje ir de nuevo a la niña.
                                           –¡N’ombre padre!, mire, ya es bien tarde.                      Hacía más de tres años que el sacerdote había llegado a Co-
                                           –No pasa nada –reviraba el sacerdote, agarrando la cruz en     males, a unos 30 kilómetros de la frontera con Estados Uni-
                                        su pecho–, al rato se la traigo.                                  dos. Aquí, las noticias y secretos nunca salían de casa. Todo
                                           –¡No señor cura! mejor otro día... además, tiene mucha ta-     se quedaba ahí, entre los viejitos taciturnos que se paran en
                                        rea la niña.                                                      las tardes en las esquinas a perder el tiempo. O en los mucha-
                                           Aquella noche no hubo más qué discutir. El sacerdote se aco-   chos con gorras pa’trás que le pisan el acelerador a sus camio-
                                        modó la sotana. Subió a su carro y arrancó, echando polvo.        netas con placas de Texas, alborotando el polvo rojizo de sus
                                           “Entonces supe que se encabronaba si no dejaba ir a la ni-     calles áridas.
                                        ña” luego pasó lo de la violación”, dice don Agustín, padre de       Pero hace unas semanas, uno de los secretos mejor guarda-
ILUSTRACIONES: MAYANÍN ÁNGELES




                                        la menor a la que este cura de Comales, ahora prófugo, y cua-     dos de Comales se divulgó: una niña de diez años había sido
                                        tro personas más, violaron.                                       violada por el cura del pueblo, Miguel Ramírez, el sacristán y
                                           Las sospechas del comportamiento del sacerdote surgieron       al menos tres personas más.
                                        a finales de diciembre del año pasado. En una misa de seis. El        La noticia se antojaba inverosímil para los habitantes de
                                        cura Miguel nunca apagaba los cirios con la yema de los dedos     Comales, aunque existía un caso similar que jamás se docu-
                                        y mucho menos se metía sin dar la bendición. Pero aquella tar-    mentó: el ocurrido en mayo de 2003, cuando otra niña fue
                                        de no se despidió. Entró casi de puntitas a la casa parroquial.   violada por varios hombres del pueblo (por razones obvias se
                                        Apagó la luz del templo y todo quedó en penumbras.                oculta su nombre).

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Su caso no fue investigado del todo,      señora Amanda a casa”.                        estaban fumando: Guadalupe, Aman-                                >>>                       su contra: 885/95/ expediente 86/95, li-                          >>>
  pues en la lista de sospechosos apare-           “Amanda —agrega la averiguación 91-       da y Betín”.                                                                               berada el 17 de octubre de 1985.
  cía Juan Ramírez, sacristán de la iglesia    2003— utilizaba su domicilio como casa           “Después —agrega la niña— a los po-        La historia de María amenazaba con que-          Aunque el rastro del cura se pierde des-   Las investigaciones han establecido que,
  y miembro de la red de favores sexuales      de citas y obligaba a las niñas a irse con    cos días llegó otro de los señores a la ca-   darse guardada hasta que las recientes in-   pués de este antecedente. No es sino has-      días antes de su huida, a finales de ene-
  con niños en la que también estaba el pa-    hombres y les proporcionaba droga, co-        sa y me quitó la ropa a la fuerza. Me pe-     vestigaciones de la Policía Ministerial de   ta principios de 2001 cuando reaparece en      ro pasado, el sacerdote ofició una misa
  dre Miguel Ramírez.                          mo cocaína y piedra”.                         gó y se subió arriba de mí. Entonces me       Camargo encontraron que el padre Mi-         escena. Con la autorización de la dióce-       en Roma, Texas. “Tenemos información
     María, según revela la averiguación           María expresó además que conoció a        agarró los senos y se sacó su miembro y       guel Ramírez tenía otro secreto: en Na-      sis de Matamoros, el párroco fue insta-        de que fue una misa especial para él”, ex-
  previa 91-2003 por el delito de “prostitu-   Amanda en su estética “y después me co-       quería que yo se lo agarrara a la fuerza y,   co, Sonora, otro pueblo fronterizo, violó    lado en Comales, pese a contar con an-         plica uno de los informantes, que pide el
  ción de menores y abuso infantil”, presen-   menzó a invitar a su casa, donde estaba el    mientras lo hacía, me tapaba la boca pa-      a dos niñas más.                             tecedentes de violación y una orden de         anonimato.
  tada el 14 de mayo de 2003, fue agredida     señor Betín Enrique Garza, su esposo”. Y      ra que no gritara. Este señor era un alto         Los registros del cura pederasta indi-   aprehensión en Sonora.                             Incluso, los testimonios de los casos
  sexualmente por al menos cuatro perso-       menciona: “Ahí también estaban otros sie-     joven y negro”.                               can que fue precisamente en Sonora don-          Este hecho preocupa a los policías         de abuso sexual contra estas niñas tie-
  nas, entre las que destacaba un “gordito     te muchachos, amigos de los hijos de la se-      Es importante mencionar que un diag-       de se ordenó como sacerdote a finales de      que investigan el caso: “En Hermosi-           nen coincidencias. Una de ellas es el si-
  canoso con pecas”.                           ñora Amanda, que se ponían a drogar en        nóstico, al que larevista tuvo acceso, ela-   1967. Para entonces tenía 28 años, pues      llo sabían lo que hizo desde el momen-         tio: la presa El Azúcar, a menos de un
                     >>>                       la casa de Amanda. Decían que olía a ma-      borado por la Procuraduría de la Defensa      según su acta de nacimiento, nació el 5      to en que salió la orden de aprehensión        kilómetro del pueblo. Ahí, entre garzas
                                               riguana y abrían las ventanas”.               del Menor en la ciudad de Miguel Ale-         de junio de 1939, en la comunidad de Vi-     y aun así lo mandaron a otro lugar”,           enanas y el aroma de pescado echado a
  Los investigadores que siguen el caso ase-       La niña siguió contando al ministerio     mán, asegura que María es una niña “en        lla de García, Zacatecas.                    expresa Mario González, comandan-              perder, se tejió parte de esta historia de
  guran que la averiguación no descarta        público: “Una vez llegó la señora Aman-       situación de vulnerabilidad y deficien-            Fue en octubre de 1985 —establecen       te de la Policía Ministerial que, con su       abusos sexuales.
  que existan al menos cuatro niños origi-     da y me dijo que había conseguido a un        cia mental”.                                  las investigaciones— cuando el sacerdo-      equipo, le ha seguido los pasos a este             “Tenemos informes de que ahí se lle-
  narios de Comales que hayan sido agre-       señor. Entonces me obligaron a irme con          De hecho, los investigadores consul-       te Miguel fue enviado a la iglesia de San    pederasta.                                     vaban a las niñas. Hemos concluido que
  didos sexualmente por la gente cercana       él. Era gordito y con pecas y me llevó a      tados establecen que para el 27 de mayo       José, en el pueblo de Naco, Sonora, un lu-       Y añade: “Sabíamos que por la natu-        las personas que están detenidas y el cu-
  al sacerdote Miguel Ramírez; entre ellos,    la presa.                                     de 2003, la Procuraduría del Menor soli-      gar pegadito a la frontera con Arizona,      raleza del delito esto causaría un gran es-    ra compartían la información de las ni-
  Cecilio Eleuterio López Rosas y Ramón            “Ahí me dijo que me quitara la ropa       citó ayuda a una casa hogar en algún lu-      donde la única carretera para llegar tie-    cándalo, pero aquí se tiene que cumplir        ñas, pues incluso sabían la forma en que
  Chávez Rodríguez.                            y le dije que no, y me la trató de quitar     gar de Tamaulipas. Sin embargo, a pesar       ne que atravesar gran parte del árido de-    con la ley. Claro que su detención va a        podían comprar su silencio: con bolsitas
      Por ejemplo, María contó en su de-       a la fuerza y no me dejé. Entonces co-        de la averiguación 91-2003, hasta el mo-      sierto mexicano.                             impactar.                                      de Fritos y dinero”, agrega otro de los po-
  claración (ante el Ministerio Público, en    rrí y me fui caminando hasta Comales.         mento ninguna persona ha sido detenida            Ahí —indica la investigación— el sa-         “Estamos en colaboración con las auto-     licías que lleva el caso.
  mayo de 2003) que los abusos sexuales no     Cuando llegué, la señora Amanda estaba        y sólo se envió a un “acuerdo de consul-      cerdote fue acusado por dos niñas de ha-     ridades norteamericanas, particularmen-            Sin embargo, los lugareños sufren am-
  sólo eran contra ella. “Conmigo estaban      enojada conmigo y los que estaban con         ta” en las oficinas regionales de la Procu-    ber abusado sexualmente de ellas. De he-     te con Roma y Río Grande, en Texas, pa-        nesia cuando se les pregunta si alguna vez
  otras seis niñas que eran llevadas por la    ella ya habían comprado piedra y se la        raduría de Reynosa, Tamaulipas.               cho, existe una orden de aprehensión en      ra lograr su captura”.                         vieron a algunos de los implicados acom-

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pañados de niñas en las cercanías de la       Ahora está desolado, pues ahí también                              >>>                             Don Pedro se agarra del alambre de        padre de María, la averiguación estable-          —¡Viejo! –grita su mujer, que cami-
  presa. “Mira, yo no recuerdo nada. Sólo       se escribió parte de la historia de abusos                                                     púas. Respira hondo y sigue: “Pa’cuando       ce: “El padre de la menor no quiso pre-       na con dificultad–. Acá viene a buscar-
  sé que el cura salió peleado, eso es lo que   contra niños.                                  Pedro Barrera, un viejo ermitaño que vi-        supe, ella ya estaba allá, con los del DIF.   sentarse a declarar”.                         te otra persona.
  dicen”, expresa José Guadalupe More-              Así fue: Muchos de los datos recaba-       ve en las orillas del pueblo, es el padre de    La verdad nunca pensé que le fueran a                            >>>                            Al fondo, el hombre suelta el mache-
  no, encargado de la toma sur de la presa,     dos por los investigadores indican que         María, otra víctima de la red de pederas-       hacer esas cosas”.                                                                          te y echa a andar a su casa.
  mientras levanta los hombros y se frota       el cura manoseaba a las niñas en las cla-      tas. Don Pedro se gana a la vida hacien-            —¿Cuáles cosas, don Pedro?                La red de favores sexuales con niños no           Doña Ana dice: “Mire, sí, sabemos que
  las manos de uñas astilladas.                 ses de catecismo e incluso llegó a ame-        do trabajos de albañilería y cuidando a             —Sí, pues eso que ocurrió— usted sabe.    tardó en extenderse hasta la casa de los      el sacristán (Juan Ramírez Vázquez) tam-
     Allá en la presa se escuchan algunos       nazar a algunas. “Lo tenemos confirma-          sus cabras, tan flacas que las costillas se          Al ranchero le está costando trabajo      Martínez Mora, un matrimonio con cua-         bién le hizo travesuras a María”.
  gritos de niños y hay camionetas con la       do, pero la gente no ha querido presentar      les pegan a la panza.                           decir las cosas.                              tro hijos: Tres mujeres (dos de ellas, me-        Su esposo no le da importancia al
  radio a todo volumen. Una densa bruma         la denuncia”, expresa uno más de los in-           —¡¿Don Pedro Barrera?! —se le grita             Ahora mueve más la bota con la que        llizas) y José Agustín, el menor de la ca-    comentario y entra a la casa diciendo:
  comienza a tragarse la tarde y en la pre-     formantes.                                     desde el alambre de púas que protege su         hacía trazos en la tierra. “Yo, mire usted,   sa, que por las tardes monta su triciclo y    “Sí, ¿cómo ve todo esto? Ora hasta la
  sa sólo permanecen algunas lanchas rá-            Uno de los profesores de la primaria       pedazo de tierra.                               le decía que se metiera, pero ella no que-    va con su padre camino abajo a construir      policía ya nos anda molestando, por-
  pidas que habrán de salir en la siguien-      Gabino Barrera, donde estudiaba la ni-             Entre los ruidos de las cabras y el vien-   ría entender, siempre se metía bien tarde     una cerca para los borregos.                  que dice que les pegamos a nuestros hi-
  te madrugada.                                 ña, dice: “Fue un caso que en su momen-        to que pega sobre el techo de lámina oxi-       y luego, pues dicen que andaba con los de         Su casa huele a pino quemado y a ese      jos”. Luego cierra la puerta y se espan-
                     >>>                        to causó escándalo, pero nadie dijo nada.      dada, sale de su casa. Ha de pasar de los       la Casa Rosa, que ahí se juntaban con la      humo de pueblo que se impregna en la ro-      ta el humo del anafre que le pega en
                                                Como siempre, la gente no quiere que se-       sesenta. Tiene las manos apretadas de           tal Amanda, y que me la drogaban”.            pa. El piso es de tierra y el velador de la   la cara: “Si yo hubiera sabido que es-
  A unos 500 metros de ahí, sobre una pe-       pan esas cosas”.                               arrugas y porta un sombrero de esos que             Las palabras se le acaban rápido a don    casa es un viejo ganso, que grazna cuan-      to pasaba, por Diosito le juro que iba
  queña loma, se alcanza a ver la torre de          Entre el griterío de los niños el profe-   tiene hoyitos, de tan viejo que está.           Pedro. No encuentra la forma de zafarse,      do escucha el crujir de la puerta hecha con   yo con la policía y le decía: mire agá-
  la iglesia de Nuestra Señora de Guada-        sor se muestra desconfiado: “Los padres             —¿Es usted don Pedro, el padre de           así que mejor se da la media vuelta. Lue-     pedazos de aluminio soldados entre sí. El     rremelos a éstos porque hicieron cosas
  lupe y algunos foquitos. Al aproximar-        están muy preocupados por lo que ha pa-        María?                                          go, al aproximare de nuevo al exilio de su    baño es una letrina que comparte espacio      malas con mija”.
  se sólo hay perros echados en el polvo        sado. Ya tuvimos una junta con el Conse-           —Sí. ¿Pa’qué soy bueno? —dice hosco         cabaña, ya de lejos, se le insiste:           con jacales donde tienen pollos y un vie-         —¿Por qué no lo hizo, don Agustín?
  y si acaso alguien que de vez en cuan-        jo Escolar. Ya hablamos del tema y pues        y con la mirada para abajo.                         —Oiga don Pedro, ¿quisiera volver a       jo gallo de pelea.                                —Por eso le digo que si hubiera sabi-
  do se persigna en este templo sin sa-         es una situación lamentable”.                      —¿Oiga, recuerda lo que ocurrió con         ver su hija?                                      En esta casa manda doña Ana María         do, yo lo hacía, pero uno ¿a poco va des-
  cerdote.                                          El profesor no tiene mucho tiempo pa-      su hija?                                            —¡No, pos sí! Pero quién sabe qué ten-    Mora Campos. Ella sabe que la llegada         confiar del padre? Pus al final es el cura
      Una magueyera con una Virgen de           ra seguir hablando pero da un dato im-             —¡Ah, vaya! –entonces hace una pau-         go que hacer. ¿Usted sabe?                    del reportero no es novedad. “Hoy vinie-      del pueblo ¿no?
  Guadalupe opacada por las gruesas pen-        portante para la investigación: “Busque        sa. Luego, con el tacón grueso de la bota           El hombre no recibe respuesta. Se me-     ron otras periodistas a buscarme, dicen           –Ahora ya todo pasó –dice, acaricián-
  cas recibe a los forasteros. Un poco más      a Pedro Barrera, vive al final del pue-         marca círculos en el polvo– Desde que se        te a la cabaña y cierra la puerta. Las ca-    que vienen de Texas”, comenta la mujer        dose con la yema de los dedos las cicatri-
  a la izquierda permanece el enorme sa-        blo”. No dice más y se marcha a su sa-         la llevaron los del DIF yo ya no sé nada        bras siguen haciendo ruido.                   mientras invita al reportero a buscar a su    ces que tiene abajito de barbilla.
  lón que era utilizado para el catecismo.      lón de clases.                                 de ella. Hace tiempo de eso.                        Sin embargo, y a pesar del silencio del   esposo camino abajo.                              “Además, quiero que sepan que si el

50 | LA REVISTA 12 DE SEPTIEMBRE DE 2005                                                                                                                                                                                         12 DE SEPTIEMBRE DE 2005          LA REVISTA      | 51
padre hizo algo, pues que lo agarren. Ese       si les pegamos a los niños también nos lo          –¿El cura de Comales venía a su bar?
  cura era bien necio”.                           van a quitar”.                                     –Pues mire, se hablaba de un pa-
      —¿Necio?                                        Su mujer no dice nada. Sólo le da vuel-    dre, pero ya ve que vienen muchos
      —Sí. Ya le digo que pasaba ya bien          ta al álbum mientras en el cielo pasa una      clientes.
  noche en su coche y nos tocaba para             parvada de pájaros negros haciendo rui-            –¿Muchos?
  decirnos: ¿da permiso de salir a su hi-         do. Sin embargo, la mujer no se aguan-             –Buenos, pues los de siempre.
  ja un rato?                                     ta las ganas y dice: “Sí, el padre se enca-        –¿Y estaba el cura entre ellos?
      —¿Y qué le decía usted, don Agustín?        bronaba mucho”.                                    –Pues hablaban de un padre. Ya no
      —Pues yo le decía que no, que ella ya           “A mí me dijo ella que el padre las en-    sé más.
  había llegado tarde de la escuela y que te-     cerraba en su cuarto con algunas de sus            El viento seco que pega sobre esta zona
  nía también que hacer tarea, y entonces         amigas. Y después ellas se las ingeniaban      de tolerancia trae más historias. En unos
  el señor cura se enojaba y se arrancaba en      para salir, pero el cura era el que las me-    instantes, de la nada sale un hombre que
  su carro blanco.                                tía a su cuarto”.                              dice llamarse Doby. El Doby mira de le-
      —¿Un carro blanco?                              –¿Dónde están esas niñas?                  jos la plática con doña Marina hasta que
      —Sí. ¿Qué coche era, vieja?                     Son cuatro niñas más, pero sus padres      decide acercarse.
      —¡Ah!, como un Grand Marquís.               no han querido decir nada.                         –¡Ah, el cura! –dice, al enterarse de
      La conversación se interrumpe. Por la           –¿Usted vio ya a su hija?                  la charla.
  puerta asoma una de las mellizas. Trae              –Sí, ya fuimos.                                –¿Lo conocía?
  la mejilla embarrada de algo que pare-              –¿Qué les dice?                                –Pues, se supo mucho de él, venía ha-
  ce chocolate.                                       –Que quiere regresarse.                    ce tiempo acá.
      —¿Y ora tú? –le dice su madre– ¿qué             –¿Y qué piensa usted?                          –¿Hace cuánto?
  traes ahí?                                          –Pues nosotros sí la queremos. Aquí és-        –Pues ya tiene unos dos años.
      La niña sólo sonríe y después se mete       ta (expresa don Agustín) la quiere mucho,          El Doby es de pocas palabras. De pron-
  al cuarto. Su padre sigue contando: “Ya         pero la verdad, pues a ver si se educa un      to se calla. Lo mismo hace doña Marina.
  ve joven, le decía que el padre se enojaba      poquito, porque ya no me hacía caso.           Enseguida los dos se pierden en el terre-
  cuando no la dejábamos ir”.                         Actualmente la niña se encuentra en        no adyacente del Play Boy. Enfrente es-
      —¿La dejaban ir con él?                     la Casa Hogar de Camargo, a unos cin-          tá el bar Durango.
      —No, joven; ella también salía a jugar      co kilómetros, cerca del centro de esa             Ahí sólo permanecen dos sexoservi-
  con sus amigas y ni modo de no dejarla          ciudad. La encargada de ese centro, una        doras cincuentonas.
  salir. Yo le decía ¿ónde vas? ¡Métete! Pe-      mujer bajita, platica un poco más de las           El olor a acetona se cuela hasta donde
  ro no me hacía caso.                            condiciones de la niña: “Mire, ella está       permanece la vieja rockola. Las sexoser-
                      >>>                         tranquila, desde que llegó aquí le hemos       vidoras miran de reojo y siguen despin-
                                                  brindado todo el apoyo. Es todo lo que le      tándose las uñas. Ya no hay nadie más
  Don Agustín hace una pausa. Se mete             puedo decir”. Luego la mujer se muestra        con quien hablar.
  al cuarto y saca una foto enmarcada de          desconfiada. No quiere dar más detalles.                             >>>
  su hija. “Pues yo sólo la veía hasta la no-     “Es por la seguridad de la niña”, expresa
  che. Pero cuando quería hablar con ella,        y se mete a la casa.                           Las investigaciones de las personas im-
  me ignoraba. Siempre estaba enojada.                                >>>                        plicadas con el padre Miguel Ramírez
  Yo la veía llegar con unos centavos en la                                                      han logrado establecer que el cura es-
  mano y pues yo pensé igual y alguien se         Las andanzas del padre Miguel Ramírez          tá siendo protegido por, al menos, cin-
  los regaló, porque aquí mucha gente nos         llevan hasta la zona de tolerancia cono-       co personas.
  echa la mano”.                                  cida como El Zumbido, en el municipio              De hecho, el pasado miércoles los agen-
      Mientras el señor Agustín sigue con-        de Díaz Ordaz. El Zumbido es un pros-          tes investigadores pudieron averiguar que
  tando, allá afuera comienza a anochecer.        tíbulo en miniatura, con sus cantinas          desde la ciudad de Díaz Ordaz, uno de
  El ladrido de los perros se confunde con        desoladas. Algunas de sus bardas llevan        los conocidos del cura Miguel pudo ha-
  el griterío de los niños en la calle terrego-   años decoradas con murales de mujeres          blar por teléfono con él.
  sa. Luego, llega doña Ana María con fo-         haciendo el amor con hombres trajeados             –¡Oiga, padre! –dijo su conocido– ¡ya tie-
  tos de los primeros años de su hija mayor.      o samaritanas del pecado.                      ne que entregarse, esto está creciendo!
  Las trae en un álbum maltratado. Con el             Una de esas samaritanas es doña Ma-            Al otro lado de la bocina hubo un si-
  índice busca una foto y dice: “¡Mire, es-       rina. Una mujer con cara de desvelo y una      lencio.
  ta es mija!”                                    cicatriz arriba del párpado que, según ella,       –¿Padre, me escucha?
      A sus espaldas, y viéndola por enci-        se hizo al resbalarse con una cáscara de           –Sí, te escucho.
  ma del hombro, don Agustín remata: “Sí,         limón. Marina se rasca la cabeza y aprie-          –¡Padre, tiene que entregarse!
  dicen que la descuidábamos, por eso nos         ta los ojos por el sol que lastima. Ella es        –Es que si me entrego me van a
  quiere cargar vara la policía. Dicen que        la encargada del bar Play Boy.                 linchar. <<

52 | LA REVISTA       12 DE SEPTIEMBRE DE 2005

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El Pueblo de los Secretos

  • 1. “Si me entrego me van a linchar” El pueblo de los Aquí las noticias y secretos no salían de casa. Todo se quedaba aquí. Entre los viejitos taciturnos que se paran en las tardes en las esquinas a perder el tiempo. O los muchachos con gorras pa’trás que le pisan el acelerador a sus camionetas con pla- cas de Texas, alborotando el polvo rojizo de sus calles áridas. Pero una tarde todo cambió: Comales dejó atrás sus secretos. POR DARÍO DÁVILA/ENVIADO Su figura se perdió detrás del atrio que conducía a su recá- C omales, Tamps.– Tocaron a la puerta. La silueta de un mara, donde siempre lo recibía un Cristo con las piernas des- hombre gordo apareció. carapeladas. Pero esa tarde tenía una invitada más: María, la –¡Buenas, don Agustín! niña de diez años a la que hace meses encerraba en su recáma- –¡Ah!, señor cura ¿Pa’ qué soy bueno? ra varias horas antes de untarle agua bendita y bañarla. –Oiga, pues vamos a tener oración en la casa parroquial, >>> espero que deje ir de nuevo a la niña. –¡N’ombre padre!, mire, ya es bien tarde. Hacía más de tres años que el sacerdote había llegado a Co- –No pasa nada –reviraba el sacerdote, agarrando la cruz en males, a unos 30 kilómetros de la frontera con Estados Uni- su pecho–, al rato se la traigo. dos. Aquí, las noticias y secretos nunca salían de casa. Todo –¡No señor cura! mejor otro día... además, tiene mucha ta- se quedaba ahí, entre los viejitos taciturnos que se paran en rea la niña. las tardes en las esquinas a perder el tiempo. O en los mucha- Aquella noche no hubo más qué discutir. El sacerdote se aco- chos con gorras pa’trás que le pisan el acelerador a sus camio- modó la sotana. Subió a su carro y arrancó, echando polvo. netas con placas de Texas, alborotando el polvo rojizo de sus “Entonces supe que se encabronaba si no dejaba ir a la ni- calles áridas. ña” luego pasó lo de la violación”, dice don Agustín, padre de Pero hace unas semanas, uno de los secretos mejor guarda- ILUSTRACIONES: MAYANÍN ÁNGELES la menor a la que este cura de Comales, ahora prófugo, y cua- dos de Comales se divulgó: una niña de diez años había sido tro personas más, violaron. violada por el cura del pueblo, Miguel Ramírez, el sacristán y Las sospechas del comportamiento del sacerdote surgieron al menos tres personas más. a finales de diciembre del año pasado. En una misa de seis. El La noticia se antojaba inverosímil para los habitantes de cura Miguel nunca apagaba los cirios con la yema de los dedos Comales, aunque existía un caso similar que jamás se docu- y mucho menos se metía sin dar la bendición. Pero aquella tar- mentó: el ocurrido en mayo de 2003, cuando otra niña fue de no se despidió. Entró casi de puntitas a la casa parroquial. violada por varios hombres del pueblo (por razones obvias se Apagó la luz del templo y todo quedó en penumbras. oculta su nombre). 12 DE SEPTIEMBRE DE 20054 LA REVISTA | 47
  • 2. Su caso no fue investigado del todo, señora Amanda a casa”. estaban fumando: Guadalupe, Aman- >>> su contra: 885/95/ expediente 86/95, li- >>> pues en la lista de sospechosos apare- “Amanda —agrega la averiguación 91- da y Betín”. berada el 17 de octubre de 1985. cía Juan Ramírez, sacristán de la iglesia 2003— utilizaba su domicilio como casa “Después —agrega la niña— a los po- La historia de María amenazaba con que- Aunque el rastro del cura se pierde des- Las investigaciones han establecido que, y miembro de la red de favores sexuales de citas y obligaba a las niñas a irse con cos días llegó otro de los señores a la ca- darse guardada hasta que las recientes in- pués de este antecedente. No es sino has- días antes de su huida, a finales de ene- con niños en la que también estaba el pa- hombres y les proporcionaba droga, co- sa y me quitó la ropa a la fuerza. Me pe- vestigaciones de la Policía Ministerial de ta principios de 2001 cuando reaparece en ro pasado, el sacerdote ofició una misa dre Miguel Ramírez. mo cocaína y piedra”. gó y se subió arriba de mí. Entonces me Camargo encontraron que el padre Mi- escena. Con la autorización de la dióce- en Roma, Texas. “Tenemos información María, según revela la averiguación María expresó además que conoció a agarró los senos y se sacó su miembro y guel Ramírez tenía otro secreto: en Na- sis de Matamoros, el párroco fue insta- de que fue una misa especial para él”, ex- previa 91-2003 por el delito de “prostitu- Amanda en su estética “y después me co- quería que yo se lo agarrara a la fuerza y, co, Sonora, otro pueblo fronterizo, violó lado en Comales, pese a contar con an- plica uno de los informantes, que pide el ción de menores y abuso infantil”, presen- menzó a invitar a su casa, donde estaba el mientras lo hacía, me tapaba la boca pa- a dos niñas más. tecedentes de violación y una orden de anonimato. tada el 14 de mayo de 2003, fue agredida señor Betín Enrique Garza, su esposo”. Y ra que no gritara. Este señor era un alto Los registros del cura pederasta indi- aprehensión en Sonora. Incluso, los testimonios de los casos sexualmente por al menos cuatro perso- menciona: “Ahí también estaban otros sie- joven y negro”. can que fue precisamente en Sonora don- Este hecho preocupa a los policías de abuso sexual contra estas niñas tie- nas, entre las que destacaba un “gordito te muchachos, amigos de los hijos de la se- Es importante mencionar que un diag- de se ordenó como sacerdote a finales de que investigan el caso: “En Hermosi- nen coincidencias. Una de ellas es el si- canoso con pecas”. ñora Amanda, que se ponían a drogar en nóstico, al que larevista tuvo acceso, ela- 1967. Para entonces tenía 28 años, pues llo sabían lo que hizo desde el momen- tio: la presa El Azúcar, a menos de un >>> la casa de Amanda. Decían que olía a ma- borado por la Procuraduría de la Defensa según su acta de nacimiento, nació el 5 to en que salió la orden de aprehensión kilómetro del pueblo. Ahí, entre garzas riguana y abrían las ventanas”. del Menor en la ciudad de Miguel Ale- de junio de 1939, en la comunidad de Vi- y aun así lo mandaron a otro lugar”, enanas y el aroma de pescado echado a Los investigadores que siguen el caso ase- La niña siguió contando al ministerio mán, asegura que María es una niña “en lla de García, Zacatecas. expresa Mario González, comandan- perder, se tejió parte de esta historia de guran que la averiguación no descarta público: “Una vez llegó la señora Aman- situación de vulnerabilidad y deficien- Fue en octubre de 1985 —establecen te de la Policía Ministerial que, con su abusos sexuales. que existan al menos cuatro niños origi- da y me dijo que había conseguido a un cia mental”. las investigaciones— cuando el sacerdo- equipo, le ha seguido los pasos a este “Tenemos informes de que ahí se lle- narios de Comales que hayan sido agre- señor. Entonces me obligaron a irme con De hecho, los investigadores consul- te Miguel fue enviado a la iglesia de San pederasta. vaban a las niñas. Hemos concluido que didos sexualmente por la gente cercana él. Era gordito y con pecas y me llevó a tados establecen que para el 27 de mayo José, en el pueblo de Naco, Sonora, un lu- Y añade: “Sabíamos que por la natu- las personas que están detenidas y el cu- al sacerdote Miguel Ramírez; entre ellos, la presa. de 2003, la Procuraduría del Menor soli- gar pegadito a la frontera con Arizona, raleza del delito esto causaría un gran es- ra compartían la información de las ni- Cecilio Eleuterio López Rosas y Ramón “Ahí me dijo que me quitara la ropa citó ayuda a una casa hogar en algún lu- donde la única carretera para llegar tie- cándalo, pero aquí se tiene que cumplir ñas, pues incluso sabían la forma en que Chávez Rodríguez. y le dije que no, y me la trató de quitar gar de Tamaulipas. Sin embargo, a pesar ne que atravesar gran parte del árido de- con la ley. Claro que su detención va a podían comprar su silencio: con bolsitas Por ejemplo, María contó en su de- a la fuerza y no me dejé. Entonces co- de la averiguación 91-2003, hasta el mo- sierto mexicano. impactar. de Fritos y dinero”, agrega otro de los po- claración (ante el Ministerio Público, en rrí y me fui caminando hasta Comales. mento ninguna persona ha sido detenida Ahí —indica la investigación— el sa- “Estamos en colaboración con las auto- licías que lleva el caso. mayo de 2003) que los abusos sexuales no Cuando llegué, la señora Amanda estaba y sólo se envió a un “acuerdo de consul- cerdote fue acusado por dos niñas de ha- ridades norteamericanas, particularmen- Sin embargo, los lugareños sufren am- sólo eran contra ella. “Conmigo estaban enojada conmigo y los que estaban con ta” en las oficinas regionales de la Procu- ber abusado sexualmente de ellas. De he- te con Roma y Río Grande, en Texas, pa- nesia cuando se les pregunta si alguna vez otras seis niñas que eran llevadas por la ella ya habían comprado piedra y se la raduría de Reynosa, Tamaulipas. cho, existe una orden de aprehensión en ra lograr su captura”. vieron a algunos de los implicados acom- 48 | LA REVISTA 12 DE SEPTIEMBRE DE 2005 12 DE SEPTIEMBRE DE 2005 LA REVISTA | 49
  • 3. pañados de niñas en las cercanías de la Ahora está desolado, pues ahí también >>> Don Pedro se agarra del alambre de padre de María, la averiguación estable- —¡Viejo! –grita su mujer, que cami- presa. “Mira, yo no recuerdo nada. Sólo se escribió parte de la historia de abusos púas. Respira hondo y sigue: “Pa’cuando ce: “El padre de la menor no quiso pre- na con dificultad–. Acá viene a buscar- sé que el cura salió peleado, eso es lo que contra niños. Pedro Barrera, un viejo ermitaño que vi- supe, ella ya estaba allá, con los del DIF. sentarse a declarar”. te otra persona. dicen”, expresa José Guadalupe More- Así fue: Muchos de los datos recaba- ve en las orillas del pueblo, es el padre de La verdad nunca pensé que le fueran a >>> Al fondo, el hombre suelta el mache- no, encargado de la toma sur de la presa, dos por los investigadores indican que María, otra víctima de la red de pederas- hacer esas cosas”. te y echa a andar a su casa. mientras levanta los hombros y se frota el cura manoseaba a las niñas en las cla- tas. Don Pedro se gana a la vida hacien- —¿Cuáles cosas, don Pedro? La red de favores sexuales con niños no Doña Ana dice: “Mire, sí, sabemos que las manos de uñas astilladas. ses de catecismo e incluso llegó a ame- do trabajos de albañilería y cuidando a —Sí, pues eso que ocurrió— usted sabe. tardó en extenderse hasta la casa de los el sacristán (Juan Ramírez Vázquez) tam- Allá en la presa se escuchan algunos nazar a algunas. “Lo tenemos confirma- sus cabras, tan flacas que las costillas se Al ranchero le está costando trabajo Martínez Mora, un matrimonio con cua- bién le hizo travesuras a María”. gritos de niños y hay camionetas con la do, pero la gente no ha querido presentar les pegan a la panza. decir las cosas. tro hijos: Tres mujeres (dos de ellas, me- Su esposo no le da importancia al radio a todo volumen. Una densa bruma la denuncia”, expresa uno más de los in- —¡¿Don Pedro Barrera?! —se le grita Ahora mueve más la bota con la que llizas) y José Agustín, el menor de la ca- comentario y entra a la casa diciendo: comienza a tragarse la tarde y en la pre- formantes. desde el alambre de púas que protege su hacía trazos en la tierra. “Yo, mire usted, sa, que por las tardes monta su triciclo y “Sí, ¿cómo ve todo esto? Ora hasta la sa sólo permanecen algunas lanchas rá- Uno de los profesores de la primaria pedazo de tierra. le decía que se metiera, pero ella no que- va con su padre camino abajo a construir policía ya nos anda molestando, por- pidas que habrán de salir en la siguien- Gabino Barrera, donde estudiaba la ni- Entre los ruidos de las cabras y el vien- ría entender, siempre se metía bien tarde una cerca para los borregos. que dice que les pegamos a nuestros hi- te madrugada. ña, dice: “Fue un caso que en su momen- to que pega sobre el techo de lámina oxi- y luego, pues dicen que andaba con los de Su casa huele a pino quemado y a ese jos”. Luego cierra la puerta y se espan- >>> to causó escándalo, pero nadie dijo nada. dada, sale de su casa. Ha de pasar de los la Casa Rosa, que ahí se juntaban con la humo de pueblo que se impregna en la ro- ta el humo del anafre que le pega en Como siempre, la gente no quiere que se- sesenta. Tiene las manos apretadas de tal Amanda, y que me la drogaban”. pa. El piso es de tierra y el velador de la la cara: “Si yo hubiera sabido que es- A unos 500 metros de ahí, sobre una pe- pan esas cosas”. arrugas y porta un sombrero de esos que Las palabras se le acaban rápido a don casa es un viejo ganso, que grazna cuan- to pasaba, por Diosito le juro que iba queña loma, se alcanza a ver la torre de Entre el griterío de los niños el profe- tiene hoyitos, de tan viejo que está. Pedro. No encuentra la forma de zafarse, do escucha el crujir de la puerta hecha con yo con la policía y le decía: mire agá- la iglesia de Nuestra Señora de Guada- sor se muestra desconfiado: “Los padres —¿Es usted don Pedro, el padre de así que mejor se da la media vuelta. Lue- pedazos de aluminio soldados entre sí. El rremelos a éstos porque hicieron cosas lupe y algunos foquitos. Al aproximar- están muy preocupados por lo que ha pa- María? go, al aproximare de nuevo al exilio de su baño es una letrina que comparte espacio malas con mija”. se sólo hay perros echados en el polvo sado. Ya tuvimos una junta con el Conse- —Sí. ¿Pa’qué soy bueno? —dice hosco cabaña, ya de lejos, se le insiste: con jacales donde tienen pollos y un vie- —¿Por qué no lo hizo, don Agustín? y si acaso alguien que de vez en cuan- jo Escolar. Ya hablamos del tema y pues y con la mirada para abajo. —Oiga don Pedro, ¿quisiera volver a jo gallo de pelea. —Por eso le digo que si hubiera sabi- do se persigna en este templo sin sa- es una situación lamentable”. —¿Oiga, recuerda lo que ocurrió con ver su hija? En esta casa manda doña Ana María do, yo lo hacía, pero uno ¿a poco va des- cerdote. El profesor no tiene mucho tiempo pa- su hija? —¡No, pos sí! Pero quién sabe qué ten- Mora Campos. Ella sabe que la llegada confiar del padre? Pus al final es el cura Una magueyera con una Virgen de ra seguir hablando pero da un dato im- —¡Ah, vaya! –entonces hace una pau- go que hacer. ¿Usted sabe? del reportero no es novedad. “Hoy vinie- del pueblo ¿no? Guadalupe opacada por las gruesas pen- portante para la investigación: “Busque sa. Luego, con el tacón grueso de la bota El hombre no recibe respuesta. Se me- ron otras periodistas a buscarme, dicen –Ahora ya todo pasó –dice, acaricián- cas recibe a los forasteros. Un poco más a Pedro Barrera, vive al final del pue- marca círculos en el polvo– Desde que se te a la cabaña y cierra la puerta. Las ca- que vienen de Texas”, comenta la mujer dose con la yema de los dedos las cicatri- a la izquierda permanece el enorme sa- blo”. No dice más y se marcha a su sa- la llevaron los del DIF yo ya no sé nada bras siguen haciendo ruido. mientras invita al reportero a buscar a su ces que tiene abajito de barbilla. lón que era utilizado para el catecismo. lón de clases. de ella. Hace tiempo de eso. Sin embargo, y a pesar del silencio del esposo camino abajo. “Además, quiero que sepan que si el 50 | LA REVISTA 12 DE SEPTIEMBRE DE 2005 12 DE SEPTIEMBRE DE 2005 LA REVISTA | 51
  • 4. padre hizo algo, pues que lo agarren. Ese si les pegamos a los niños también nos lo –¿El cura de Comales venía a su bar? cura era bien necio”. van a quitar”. –Pues mire, se hablaba de un pa- —¿Necio? Su mujer no dice nada. Sólo le da vuel- dre, pero ya ve que vienen muchos —Sí. Ya le digo que pasaba ya bien ta al álbum mientras en el cielo pasa una clientes. noche en su coche y nos tocaba para parvada de pájaros negros haciendo rui- –¿Muchos? decirnos: ¿da permiso de salir a su hi- do. Sin embargo, la mujer no se aguan- –Buenos, pues los de siempre. ja un rato? ta las ganas y dice: “Sí, el padre se enca- –¿Y estaba el cura entre ellos? —¿Y qué le decía usted, don Agustín? bronaba mucho”. –Pues hablaban de un padre. Ya no —Pues yo le decía que no, que ella ya “A mí me dijo ella que el padre las en- sé más. había llegado tarde de la escuela y que te- cerraba en su cuarto con algunas de sus El viento seco que pega sobre esta zona nía también que hacer tarea, y entonces amigas. Y después ellas se las ingeniaban de tolerancia trae más historias. En unos el señor cura se enojaba y se arrancaba en para salir, pero el cura era el que las me- instantes, de la nada sale un hombre que su carro blanco. tía a su cuarto”. dice llamarse Doby. El Doby mira de le- —¿Un carro blanco? –¿Dónde están esas niñas? jos la plática con doña Marina hasta que —Sí. ¿Qué coche era, vieja? Son cuatro niñas más, pero sus padres decide acercarse. —¡Ah!, como un Grand Marquís. no han querido decir nada. –¡Ah, el cura! –dice, al enterarse de La conversación se interrumpe. Por la –¿Usted vio ya a su hija? la charla. puerta asoma una de las mellizas. Trae –Sí, ya fuimos. –¿Lo conocía? la mejilla embarrada de algo que pare- –¿Qué les dice? –Pues, se supo mucho de él, venía ha- ce chocolate. –Que quiere regresarse. ce tiempo acá. —¿Y ora tú? –le dice su madre– ¿qué –¿Y qué piensa usted? –¿Hace cuánto? traes ahí? –Pues nosotros sí la queremos. Aquí és- –Pues ya tiene unos dos años. La niña sólo sonríe y después se mete ta (expresa don Agustín) la quiere mucho, El Doby es de pocas palabras. De pron- al cuarto. Su padre sigue contando: “Ya pero la verdad, pues a ver si se educa un to se calla. Lo mismo hace doña Marina. ve joven, le decía que el padre se enojaba poquito, porque ya no me hacía caso. Enseguida los dos se pierden en el terre- cuando no la dejábamos ir”. Actualmente la niña se encuentra en no adyacente del Play Boy. Enfrente es- —¿La dejaban ir con él? la Casa Hogar de Camargo, a unos cin- tá el bar Durango. —No, joven; ella también salía a jugar co kilómetros, cerca del centro de esa Ahí sólo permanecen dos sexoservi- con sus amigas y ni modo de no dejarla ciudad. La encargada de ese centro, una doras cincuentonas. salir. Yo le decía ¿ónde vas? ¡Métete! Pe- mujer bajita, platica un poco más de las El olor a acetona se cuela hasta donde ro no me hacía caso. condiciones de la niña: “Mire, ella está permanece la vieja rockola. Las sexoser- >>> tranquila, desde que llegó aquí le hemos vidoras miran de reojo y siguen despin- brindado todo el apoyo. Es todo lo que le tándose las uñas. Ya no hay nadie más Don Agustín hace una pausa. Se mete puedo decir”. Luego la mujer se muestra con quien hablar. al cuarto y saca una foto enmarcada de desconfiada. No quiere dar más detalles. >>> su hija. “Pues yo sólo la veía hasta la no- “Es por la seguridad de la niña”, expresa che. Pero cuando quería hablar con ella, y se mete a la casa. Las investigaciones de las personas im- me ignoraba. Siempre estaba enojada. >>> plicadas con el padre Miguel Ramírez Yo la veía llegar con unos centavos en la han logrado establecer que el cura es- mano y pues yo pensé igual y alguien se Las andanzas del padre Miguel Ramírez tá siendo protegido por, al menos, cin- los regaló, porque aquí mucha gente nos llevan hasta la zona de tolerancia cono- co personas. echa la mano”. cida como El Zumbido, en el municipio De hecho, el pasado miércoles los agen- Mientras el señor Agustín sigue con- de Díaz Ordaz. El Zumbido es un pros- tes investigadores pudieron averiguar que tando, allá afuera comienza a anochecer. tíbulo en miniatura, con sus cantinas desde la ciudad de Díaz Ordaz, uno de El ladrido de los perros se confunde con desoladas. Algunas de sus bardas llevan los conocidos del cura Miguel pudo ha- el griterío de los niños en la calle terrego- años decoradas con murales de mujeres blar por teléfono con él. sa. Luego, llega doña Ana María con fo- haciendo el amor con hombres trajeados –¡Oiga, padre! –dijo su conocido– ¡ya tie- tos de los primeros años de su hija mayor. o samaritanas del pecado. ne que entregarse, esto está creciendo! Las trae en un álbum maltratado. Con el Una de esas samaritanas es doña Ma- Al otro lado de la bocina hubo un si- índice busca una foto y dice: “¡Mire, es- rina. Una mujer con cara de desvelo y una lencio. ta es mija!” cicatriz arriba del párpado que, según ella, –¿Padre, me escucha? A sus espaldas, y viéndola por enci- se hizo al resbalarse con una cáscara de –Sí, te escucho. ma del hombro, don Agustín remata: “Sí, limón. Marina se rasca la cabeza y aprie- –¡Padre, tiene que entregarse! dicen que la descuidábamos, por eso nos ta los ojos por el sol que lastima. Ella es –Es que si me entrego me van a quiere cargar vara la policía. Dicen que la encargada del bar Play Boy. linchar. << 52 | LA REVISTA 12 DE SEPTIEMBRE DE 2005